Por Br. Legna Herrera, estudiante de Ing. Materiales
La historia de un caballero siempre esta ligada a la historia de una batalla. Se dice que el héroe es “valiente a la n”, y el enfrentamiento directo es parte de su mundo. Pues bien, si el caballero puede considerarse como un héroe está bien decir entonces que las batallas son parte fundamental del mismo. Pero un caballero no sólo posee la cualidad de la valentía, además como menciona el Libro de la Orden de Caballería, de Raymundo Lulio Mártir, “conviene al Caballero la nobleza de costumbres y buen trato”. Se relaciona esto con otra de las características principales del héroe, la cual señala que este debe poseer “cortesía a la n”, refiriéndonos como cortesía a la “Demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona”, definición del Diccionario de la Real Academia Española. Claramente se corresponden la cortesía y esta nobleza de costumbres necesarias para la caballería. En otras palabras, el caballero debe mantener entre sus estandartes un código de ética que lo guíe a cumplir sus objetivos. ¿Pero es compatible este código de ética con el siempre presente mundo de batallas del caballero, o es la ética uno de los obstáculos para el caballero en esta situación? ¿Es posible que la batalla se adapte a esta parte moral de la vida caballeresca?
Se pretende aquí analizar la concordancia del código ético del caballero con su modo de actuar en la batalla. Además se buscará brevemente en la evolución del guerrero a caballero las diferencias de ambos al momento del enfrentamiento. Finalmente se tratará de entender la batalla en sí, como una necesidad en la vida del caballero y su evolución. Todo esto a través de los relatos de Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, de Steinbeck; Excalibur, película dirigida por John Boorman; y el antes mencionado Libro de la Orden de Caballería, de Raymundo Lulio Martir.
Las batallas son constantes, sin embargo el caballero no siempre fue el que las luchó. Al principio de los relatos del Rey Arturo, el protagonista de la historia es el magnifico Uther Pendragon, padre de Arturo. Este es un hombre valiente e impetuoso. La consumación de su amor con Igraine, madre de Arturo, está fuera de los estándares del amor caballeresco, y se observa también que su código de lucha no se corresponde entre los parámetros de lucha del caballero. Uther además utilizó los poderes mágicos de Merlín, con el puro objetivo de saciar su deseo hacia Igraine, que era esposa ya de otro hombre. Y con esta acción reinicio una guerra que se había solucionado de manera pacifica, sólo para obtener a la mujer que anhelaba.
Muy poco se relata acerca de su forma de actuar en un enfrentamiento; pero se puede intuir, dada la personalidad de Uther, que tanto él como sus acompañantes eran capaces de una lucha feroz y decidida y, Uther poseedor de una gran impulsividad, no se detenía en la batalla al momento de arremeter contra sus enemigos. Ninguna de estas acciones se encuentra entre las consideradas correctas por un caballero; se califica a este hombre como un guerrero, y es el predecesor de la caballería. Es la parte del caballero que no esta dominada por los códigos morales que la orden de la caballería establece.
Así, luego de la muerte de Uther, y años después cuando Arturo descubre su verdadero papel en la historia de Bretaña como rey, es cuando se instala la verdadera caballería. El hijo de Uther era ahora el encargado de dar el ejemplo, al estar instituido como el señor de la tierra de Bretaña, y sus nobles caballeros debían seguir el código ético que establecía la Orden de la Caballería.
Si se acepta la idea de que la personalidad de un hombre influye en todos los actos de su vida, pues se hace necesario que para entender el modo como un caballero actúa en la batalla se deba estudiar el modo cómo este actúa en torno a la sociedad. El caballero se maneja por un código de valores, de buenas costumbres, y estas deben estar presentes también en los desafíos que el caballero enfrente, puesto que el este es un ser integro que no puede dividirse según la situación lo amerite.
De la elección de aquellos hombres que merecen ser caballeros se habla en el Libro de la Orden de caballería, “…de cada mil fue elegido y escogido un hombre más amable, más sabio, más leal y más fuerte, y con más noble espíritu, mayor instrucción y mejor crianza que todos los demás...” Esta, frase bastante clara, nos habla acerca de las cualidades del caballero, pero se debe también conocer los deberes del mismo.
Se menciona en el Libro de la Orden de Caballería, que es deber del caballero conocer las 7 virtudes: fe, esperanza, caridad, (virtudes teológicas), justicia, prudencia, fortaleza y templanza (virtudes cardinales).
La fe, según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE), se define como “el asentimiento a la revelación de Dios”. La fe para el caballero es la base para encontrar todas la demás virtudes y así poder cumplir sus objetivos. En la vida cotidiana del caballero, la creencia en Dios es fundamental, y son sus enseñanzas las que los deben guiar. De esto menciona el Libro de la Orden de Caballería, cuando dice:
Oficio de caballero es mantener y defender la santa fe católica, por la cual Dios Padre envió a su Hijo a tomar carne en la gloriosa Virgen, Nuestra Señora Santa María, y para honrar y multiplicar la fe sufrió en este mundo muchos trabajos y muchas afrentas y penosa muerte.
Como ejemplos se encuentran las historias relatadas en Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, cuando menciona que en el mundo de batalla el rey suele organizar torneos en honor a algunas fiestas cristianas, tal como lo hizo con el torneo que se realizó en honor al día de Todos los Santos y a la llegada de los reyes de Francia, Bors y Ban, que venían para ayudar a Arturo en el establecimiento de su reinado. Además, debido a la Fe en Dios, los caballeros defienden a los clérigos de aquellos hombres que pretenden hacerles daño. De esta forma la Fe en Dios no sólo los motiva en las celebraciones de la vida diaria, sino que es una razón para batallar.
La segunda de las virtudes, la esperanza, se define por el DRAE como el “estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos”. Para el caballero es esencial la esperanza; el caballero debe tener esperanza en sus acciones, tanto como debe generar, por sus acciones, esperanza en sus iguales. En el Libro de la Orden de Caballería, se menciona que “…Con la esperanza se fortalece y vivifica el coraje del caballero; y la esperanza permite soportar los trabajos…”. Aunque las razones que motivan a un caballero a salir se basen en otros valores, no es sino la esperanza la que les permite realizar sus acciones. Esta abre la puerta a la posibilidad de lograr lo deseado y no caer en el intento.
La esperanza está presente en cada acto heroico, en cada batalla que realiza el caballero, porque al estar el caballero en batalla y lograr su objetivo confirma así la existencia de la posibilidad. Y la posibilidad es uno de los más grandes tesoros del ser humano.
La siguiente virtud que el caballero debe tener es la caridad. El DRAE la define como “amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos”. Esta virtud es fácilmente aplicable a la vida en paz del caballero, puesto que el propósito de la paz en disfrutar junto con sus semejantes de la vida y permitirse amar a Dios y a todos por igual. El libro de la Orden de Caballería menciona:
Oficio de caballero es mantener viudas, huérfanos, hombres desvalidos; pues así como es costumbre y razón que los mayores ayuden y defiendan a los menores, así es costumbre de la orden de caballería que, por ser grande y honrada y poderosa, acuda en socorro y en ayuda de aquellos que le son inferiores en honra y en fuerza. (…) Por consiguiente, el caballero que no tenga ojos con que vea a los desvalidos ni corazón con que cuide de sus necesidades, no es verdadero caballero ni está en la orden de caballería.
Sin embargo en la batalla el significado de la caridad se opone a lo que por definición sería el desarrollo de la misma, puesto que en la batalla es necesario atacar al prójimo con todas las fuerzas que el caballero posea para así lograr el éxito.
Acerca de la aplicación de la caridad en estas situaciones, el Libro de la Orden de Caballería, dice “Pues si el caballero no tiene caridad para con Dios y para con su prójimo, ¿…y cómo tendrá misericordia de los que ha vencido que le piden merced?...”. Entre algunos de los casos en que esta virtud se cumple, se puede contar el episodio en el que Pellinore, un caballero que custodiaba un camino cerca del castillo de Arturo, y el joven Gryfflet, recién nombrado caballero en el episodio, se enfrentan, Pellinore logra derrotar al último, sin embargo le perdona la vida; “… El caballero miró con tristeza al joven caído, se acercó y le desato el yelmo. Comprobó que se hallaba malherido y le tuvo compasión. Alzó en brazos a Gryfflet, lo depositó en su montura, rogando a Dios que cuidara del joven.”
Episodios como este se repiten en las narraciones de Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, y dan muestra de que la caridad se opone a la batalla en pro de una solución menos dañina y que genere paz y bienestar en los involucrados.
La justicia se presenta como la siguiente virtud necesaria en un caballero. El DRAE la define como la virtud que “inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”. Sobre esta virtud se puede decir que es el motivo principal por el que los caballeros salen en busca de aventuras, y la razón por la que luchan sus batallas. Como menciona el Libro de la Orden de Caballería: “…caballería y justicia convienen entre sí tan fuertemente que caballería no puede existir sin justicia, aquel caballero que se hace a sí mismo injusto y es enemigo de la justicia se despoja a sí mismo de caballería y reniega y descree de la orden de caballería. “
Se cita luego a la prudencia como una de las virtudes del caballero. Se define por la DRAE, como discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello. Con relación a esto. El Libro de la Orden de Caballería expresa:
…Y prudencia hay cuando por algunas cautelas y maestrías sabe el hombre esquivar los daños corporales y espirituales. De donde, como los caballeros existen para perseguir y destruir a los malos, y como ningún hombre se expone a tantos peligros como el caballero, ¿qué cosa es más necesaria al caballero que la prudencia?...
En el campo de batalla es necesario de toda la fuerza del caballero, como se mencionó antes, para lograr sus objetivos y en casos como estos el caballero es poco capaz de frenar sus impulsos, puesto que podría causarle la pérdida del enfrentamiento. La falta de prudencia fue notable en Uther, quien conducido por el deseo hacia Igraine, sacrificó la relación de paz que tenía con el esposo de esta, sólo por estar una noche con ella. También Arturo muestra falta de prudencia cuando se encontraba en batalla con los señores del norte por el control del reino de Bretaña. En un momento Arturo ve doblegadas sus fuerzas por la disciplina y fortaleza de sus oponentes, pero aun así parece reacio a detenerse. Es necesaria la intervención de Merlín para hacerlo entrar en razón; “- ¿Nunca te detendrás? ¿No has hecho bastante?... Es hora de ponerle un alto a la matanza, o de lo contrario Dios se enfurecerá contigo…”.
Otro ejemplo se presenta en el bando enemigo a Arturo, cuando los señores del norte, superados por las habilidades de sus contrarios, deciden tomar la opción de retirarse para no morir en el intento. “…Debemos emprender la retirada o morir, y a menos que nos retiremos con prudencia y sepamos defendernos, moriremos de todas formas. “
Con relación a la prudencia y la batalla, el Libro de la Orden de Caballería esclarece la necesaria relación de ambas con la siguiente reflexión: “…La usanza del caballero de justar y de combatir no se conviene tan fuertemente con el oficio de caballería como lo hace la usanza de la razón y del entendimiento y de la voluntad bien ordenada, pues más batallas son vencidas por maestría y cordura que por muchedumbre de gentes, guarniciones ni caballeros…”.
La fortaleza es definida por la DRAE como “vencer el temor y huir de la temeridad”. Esta virtud es muy necesaria en el oficio de la caballería puesto que da la capacidad al caballero para aguantar la rudeza de la batalla y para sobreponerse a las inseguridades que se puedan generar en las mismas. El Libro de la Orden de Caballería menciona que “… el Caballero se llame Caballero por combatir los vicios con la fuerza de corazón, no tiene corazón de caballero el que está sin fortaleza, ni tiene las armas, con que el caballero debe combatir.”
Por último se menciona la virtud de la templanza, que se define por la DRAE, como “moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón”. La templanza es una virtud similar a la prudencia, ambas permiten al caballero discernir. La templaza se refiere a evitar los excesos y lograr escuchar la lógica, tanto en la vida cotidiana como en la vida de batalla.
Un caballero necesita templanza en batalla para darse cuenta cuándo está llevando sus capacidades al límite. Arturo en una ocasión mostró falta de esta cuando se encontraba en batalla con el rey Pellinore, y se veía en desventaja debido a la fatiga y las heridas en su cuerpo, además de la perdida de su espada. Pero no es capaz de reconocer esto, y dice: “-Bienvenida la muerte cuando venga. Pero la derrota nunca es bienvenida. No me rindo-…” Esta acción demuestra el gran valor que posee Arturo, pero también se observa que este viene acompañado por la falta de discernimiento acerca de las propias limitaciones en algunos momentos.
Después de analizadas individualmente las virtudes que son requisitos para la caballería, se puede observar que en la batalla estas no se oponen en el desarrollo de la misma. Por el contrario, se hacen necesarias para que el caballero pueda lograr sus objetivos, e incluso algunas permiten al caballero salvar su vida puesta en peligro por sus propias acciones.
Sin embargo, a medida que avanza la historia del caballero, también así evolucionan las batallas. A través de las narraciones de Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros se observa cómo el caballero pasa de tiempos de guerra al ocio de los tiempos de paz, y cómo se hace presente en el caballero las luchas con su propio yo. Son estas virtudes, y en sí las múltiples cualidades del caballero, las que hacen posible esta evolución en las batallas.
Al principio en las narraciones de Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros se maneja en la historia la batalla física. Enfrentamiento entre dos hombres dispuestos a defender sus creencias y con grandes habilidades militares a su favor. En el momento en el que Arturo saca la espada de aquella piedra y es proclamado por algunos como rey de Bretaña, está claro que deberá pelear por ese título, como menciona el libro: “… el resultado de la batalla decidiría si Arturo iba a ser rey de Inglaterra para gobernar todo el reino con paz y justicia, o si el caos creado por reyezuelos mezquinos y pendencieros prolongaría la desdichada oscuridad que aquejaba al reino desde la muerte de Uther Pendragon.”
Además de las muchas batallas por el reino que lucharon Arturo y sus caballeros, se llevaron a cabo otros tipos de batallas físicas. Estas batallas eran patrocinadas por los reyes y pretendían demostrar quién era el mejor caballero de todos en esta área. Un torneo como este se llevó a cabo a la llegada de los reyes de Francia, Ban y Bors; “…Cuando el festín terminó y todos se hubieron lavado la grasa de la comida de sus manos, y sus mantos, el séquito enfiló hacia el campo de los torneos, donde setecientos caballeros montados aguardaban ansiosamente la competencia…”. La furia de los caballeros por proclamarse ganadores y demostrar su superioridad, llegaba al extremo de que olvidaban que dichos torneos eran una competencia deportiva y los tomaban como afrentas de vida a muerte.
Por último, entre las batallas de tipo físico que luchaban los caballeros se pueden contar también las aventuras en las que se veían inmersos. Estas eran enfrentamientos de uno a uno, generalmente con una lanza o espada, y en el que el caballero perdedor debía desistir de su propósito. Incluso Arturo en su posición de rey se encontraba siempre deseoso de una nueva aventura, tal como se menciona en el libro: “…los caballeros de Arturo escucharon con gran contento el relato de sus aventuras. Les asombró que el rey se internara a solas en el peligro, y los hombres más valerosos de sintieron colmados de felicidad por servir a un jefe capaz de cabalgar a la aventura como cualquier humilde caballero…”.
Se observa entonces que la batalla física aparece como una constante en la vida del caballero, y que no sólo se ven motivadas por la búsqueda de aventura que el caballero siempre anhela, sino por el cumplimiento de sus deberes con el pueblo. De hecho en el juramento de los caballeros de la Tabla Redonda se señala el objetivo por el cual los caballeros debían permanecer en lucha: “…Juraron que jamás usarían de la violencia sin un buen propósito, para no incurrir en el asesinato o la traición. Juraron por su honra ser clementes cuando les pidieran clemencia, y proteger a las doncellas, damas, señoras y viudas, y defender sus derechos. Y prometieron no luchar nunca por una causa injusta o en provecho personal…”
Pero estas batallas no son las únicas a las que un caballero tiene que enfrentarse. A medida que avanza la vida del caballero también evolucionan las batallas, y pasan de ser enfrentamientos físicos a disputas en la mente del caballero con su propio yo. En estas batallas, el caballero se cuestiona sobre su vida y sobre el sentido de la caballería en la misma. Si se dice que cada caballero es en sí el mejor caballero del mundo, es difícil para ellos mantener este estatus porque además de caballeros son seres humanos.
Arturo está destinado desde su nacimiento a ser más que un hombre, a perdurar en la mente de la humanidad; no sólo a ser el mejor caballero del mundo, sino a ser aquel rey que traerá finalmente la paz a su pueblo. Como se menciona en la película Excalibur, “Arturo será la tierra, y la tierra será Arturo”. Si Arturo decae, con él decaerá el futuro de Bretaña. Sin embargo, el Arturo hombre provoca su propia caída al enamorarse de una mujer, Ginebra, que luego lo traiciona con su mejor amigo, Lancelot.
Arturo no es el único que tiene este tipo de batallas, pues es Lancelot, el mejor caballero del mundo, quien vive de forma mas encarnecida la lucha entre sus deseos y su papel como caballero. Lancelot, desde joven, es anunciado por Merlín para ser el mejor caballero del mundo, y es tal el convencimiento del último en sus palabras, que Lancelot nunca tiene dudas acerca de su veracidad. Él mismo se lo menciona a su sobrino Lyonel en ocasión del viaje de ambos en busca de aventuras.
Sin embargo, incluso Lancelot se encuentra en una encrucijada en su vida, puesto que desde el momento en que vio a Ginebra se enamoró de ella, quien es la esposa de su mejor amigo y señor, el rey Arturo. La lucha entre ser el mejor caballero del mundo y rendirse ante lo que desea su corazón se ve claramente cuando Lyonel le pregunta acerca de su felicidad como caballero. En ese momento Lancelot no halla que responder y la batalla inicia en su interior. “…Luego (Lyonel) presenció en un solo hombre un combate tan feroz como el que jamás habían entablado dos caballeros, vio las estocadas y las heridas y un corazón perforado de un tajo. Y también presenció la victoria, la muerte del furor y el mórbido triunfo de Lancelot, los ojos perlados de sudor y de fiebre entrecerrados como los de un halcón, el brazo derecho que se arropaba en el manto mientras la hoja se deslizaba en su funda….”
De hecho en la película de Boorman se muestra una escena en la que Lancelot lucha con un gran ímpetu contra sí mismo, a tal punto que resulta herido. Una herida que lo acompañará durante su vida, y que será el motivo de su muerte. Lancelot finalmente sucumbe ante su deseo por Ginebra, y destruye así la relación de amistad que mantenía con Arturo, al igual que la estabilidad del reino de Bretaña.
Se concluye entonces que las batallas son constantemente en la vida del caballero por una razón; porque en la batalla es que el caballero descubre quién es en realidad.
Como se menciona en Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros es la paz y no la guerra la que ocasiona más problemas. Arturo mismo desea la guerra en una ocasión, cuando dice: “-…En las épocas arduas y oscuras oraba, trabajaba y luchaba por la paz. Ahora la tengo y la paz es demasiado difícil. ¿Sabes que a veces anhelo la guerra para resolver mis dificultades?...”
Las batallas no sólo significan enfrentamientos sino la realización del propio ser. Incluso para los hombres comunes, aquellos que no ostentan el titulo de caballeros, para todos por igual, estas aventuras les dan sentido a su vida. El ser humano siempre está en búsqueda de la plenitud, y a esta se llega sólo con la búsqueda, la lucha, bien sea externa, como enfrentamientos físicos, o interna, como el cuestionamiento de la persona. Pero siempre se necesita la batalla, porque permite al hombre darse cuenta de que se está vivo. Ya que al plantear los problemas, se descubre cómo las propias capacidades ayudan a aportar soluciones. Es así como el ser humano alcanza la verdadera plenitud, luchando por aquello que más desea, incluso contra sí mismo.
Bibliografía
Steinbeck, J. Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros. Random House, 2004.
Martir, Raymundo L. Libro de la Orden de Caballeria. Primera y Segunda Parte. Editorial Alianza, 2000.
Universalia nº 28